Hoy voy a hablar de una pequeña rareza, un clásico no demasiado injustamente olvidado, que merece mi atención tan sólo porque toca un tema poco explorado en el mundo de los videojuegos. El sexo, y más concretamente el erotismo, visto desde la óptica de los primeros años 90, cuando el glorioso VGA empezaba a despuntar, y cuando los juegos seguían siendo un arte más que una industria. Para empezar, diré que Geisha es un mal juego. Es difícil, inconexo y carente de un sentido lúdico definido. En su defensa también diré que es exótico, atrevido, y... picante. La trama es lo de menos. Un malvado Yakuza japones llamado "Dragón lúbrico" (sic) poseedor de un imperio del sexo, secuestra a tu novia para "extraerle" su esencia sexual e implantarla en una de sus ciber-muñecas esclavas. Tu, ayudado por otro yakuza al que también secuestró a su novia y a la que mató a... ¡¡orgasmos!! debes rescatar a tu pareja viajando a Japón y sumergiéndote en un oscuro mundo de vicio y dep